Entrenamiento y aventura

Agosto y octubre de 2019


 

Julio, agosto, septiembre y octubre fueron meses ajetreados. Momentos en los que descubrí lugares nuevos, luces nuevas, sujetos nuevos, y no hice nada más que entrenar continuamente muchas cosas a la vez. Estaba siendo un momento de transición muy intenso.

Mientras vivía estos momentos locos, en agosto decidí comprarme un nuevo teleobjetivo. Hasta entonces mi equipo había sido una Canons EOS 6d mark ll y el teleobjetivo Canon 100-400. Me decanté por el objetivo Sigma Sport 150-600. Esta compra la pude hacer gracias a todo lo que ahorré ese verano. La decisión la tomé para poder tener planos más cercanos de mis sujetos.  

Fotografiando un triguero con mi nuevo teleobjetivo.


Agosto de 2019


 

Una de mis salidas por aquellas fechas fue a la estación de sky de Lunada. Se trata de una zona de alta montaña, que se encuentra en la provincia de Burgos, justo en la frontera con Cantabria. Una zona espectacular, con paisajes de ensueño. En las zonas bajas los pastos verdes y los bosques atlánticos predominan en el paisaje, pero en la zona que elegí yo para explorar ese día, eran los brezales los que predominaban.

Comencé a andar ladera arriba. Estuve varias horas andando e investigando aquella zona. Pude avistar una pareja de busardos ratoneros y un cernícalo vulgar. Las demás especies de aves eran pequeñitas. Los colirrojos tizones abundaban en los roquedos donde buscaban pequeños invertebrados.

Colirojo tizón en la punta de una roca.

Por el camino me encontré con muchos ejemplares de la especie.


 

Cuando empecé a bajar hacia el aparcamiento decidí hacerlo por un sitio diferente. El sol estaba ya muy bajo y la luz era preciosa. Entre los brezos me topé con un pequeño saliente de roca. En él había una pequeñita ave. Comencé a hacerle fotos. Me pareció que era una especie de collalba pero no sabía cuál. Fui acercándome hacia ella. Dejé la mochila y, cual lince al acecho con movimientos sigilosos, conseguí acercarme a menos de 5 metros. La collalba estaba tranquila y, a pesar de que me vigilaba de vez en cuando, siguió buscando invertebrados en el pequeño saliente de roca.

Collalba gris posada en un roquedo rodeado de brezal.

Entre captura y captura de algún invertebrado hacía descansos. En una de esas ocasiones pude captar esta imagen.


Estuve con la collalba tres cuartos de hora. Se alejaba, se acercaba, se colocaba en diferentes sitios, y esto me facilitó conseguir imágenes muy distintas.

La luz comenzaba a escasear, y todavía me faltaba un rato para llegar al sitio de encuentro. Así que, abandoné con pena a la collalba y puse rumbo ladera abajo. Recuerdo haber bajado corriendo de la emoción que tenía por haber conseguido aquellas fotos. Fue una experiencia irrepetible e inolvidable.

En esta sesión comencé por primera vez a utilizar velocidades de obturación de menos de 1/800s. Hasta ese día, para fauna siempre había utilizado más velocidad. Desde esa sesión, se me abrió la mente y comencé a investigar con los parámetros de la cámara más profundamente.

Collalba gris posada en el roquedo.

Este es el roquedo donde pude verle alimentarse.


Octubre de 2019


 

Hice un par de salidas a las marismas de Txingudi en esos meses también. El sitio lo conocía porque hacía mucho tiempo ya lo había visitado. Se encuentra cerca de mi casa, y, gracias a eso, pude acercarme en transporte público. Aunque este sitio está muy humanizado, disfruté y aprendí de estas sesiones. Aún así, no es un sitio que visito regularmente, ya que a mi me gusta estar en silencio y tranquilo con los sujetos, y Txingudi no me proporciona eso por la cantidad de gente que lo visita.

 

Focha común alimentándose.

Estar a las primeras horas en estas marismas es espectacular. Todo está en silencio, y poco a poco va cobrando vida con los sonidos de las aves.



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